DATOS RUTA: Altura: 1,370 ; Desnivel: 457 ; Distancia: 12,31 Km.; Tiempo : 3,27 h..
La borrasca procedente del noroeste y las previsiones del tiempo nos llevaron hacia el norte, pero ante las posibles nieblas en la zona de Campóo, decidimos pararnos en Amaya,famosa localidad, por haber sido un enclave importante en las guerras cántabras con los romanos.
La ruta al final del pueblo, por una ancha pista que sale poco después de pasar la iglesia, muy bonita por cierto, y que en suave ascenso llega hasta un aparcamiento, adonde se puede subir con el coche. Desde allí por una pista mas estrecha se continua subiendo, pasando por una zona estrecha de grandes piedras que podía ser la entrada al castro; unos metros mas arriba se encuentran los restos del castro, perfectamente visibles. Dejamos atrás el castro y cuando comenzábamos a rodear la peña, nos encontramos con un paisano que estaba recogiendo setas, según nos comentó para una exposición en Villadiego. Tenia setas de pié azul, cardillo y otra variedad que no recuerdo.
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Peña Amaya |
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Peña paralela |
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Peña Amaya |
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Seta de pié azul |
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Peña Amaya |
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Construcción en la plataforma de la peña |
Por un sendero fuimos rodeando la peña, teniendo a nuestra izquierda un estrecho valle, encajonado entre nuestra peña y otra de semejantes características, con pinos de repoblación.Por el camino fuimos encontrando algunas de las setas que nos había comentado el lugareño y varias vacas paciendo tranquilamente. Cuando llegábamos casi al final de la peña cogimos un estrecho sendero, por el que subimos a la plataforma de la peña y nos dirigimos al vértice geodésico. Fotos de rigor y rápidamente emprendimos la vuelta ya que empezó a llover, al principio de manera suave, pero enseguida arrecio por lo que nos pusimos los impermeables, recorrimos toda la plataforma, viendo algunas contrucciones en piedra, que podían haber servido de refugio a los pastores o de vigilancia y al final de la misma por la parte izquierda, bajamos por un sendero estrecho y pedregoso, con mucho cuidado, ya que todo estaba mojado y las posibilidades de resbalar eran altas. Desde arriba vimos a dos personas en lo alto de una peña separada y pensamos en subir, pero como la lluvia arreció de nuevo, decidimos no subir para no terminar calados , la rodeamos y fuimos a salir de nuevo al castro, desde donde por el camino de la ida realizamos el descenso hacia Amaya.
Bonito paseo, con frío por el viento y el agua, que, por cierto, no estaba previsto que lloviera cuando lo hizo. Tras comer los bocatas , fuimos a Villadiego, precioso pueblo donde hay unas jornadas micológicas el próximo fin de semana.
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