La borrasca que se acercaba por el sur, nos invitó a desplazarnos al norte, en concreto al valle de Caderechas, cerca de Oña en Burgos, valle que ya habíamos visitado tres años antes, pero en la anterior ocasión parte de la ruta la hicimos por la cumbre.
Aparcamos en la plaza de Madrid de las Caderechas y, tras una breve conversación con una lugareña, siguiendo la ruta de los cerezos, nos dirigimos a Huéspeda, por una pista de tierra y rodeados de huertos de cerezos en flor. Desde aquí descendimos por un sendero , entre robles y pinos,hasta un arroyo, a partir de aquí , como ya sabíamos, tuvimos que hacer un trecho campo a través, entre pinos caidos y maleza, hasta que salimos a la carretera.
Por una pista bien marcada comenzamos a subir por un pinar y tras varios Km. bajamos al pequeño pueblo de Ojeda, donde también había algún huerto de frutales. Dejamos Ojeda y nos encaminamos hasta Herrera de Caderechas, por una pista de tierra, en constante ascenso y con muchas fincas de cerezos, manzanos y nogales. Las vistas desde Herrera eran preciosas , con las manchas blancas de los cerezos en flor y el verde de los pinos y las primeras hojas de los chopos y los pueblos entre la esplendida vegetación, destacando en lo alto Rucandio. Todo el valle forma un circo, abierto al sur y al este y protegido del norte por una montaña caliza , con pinos en la zona baja y encinas y matorral a medida que se asciende hasta la cumbre.
Desde Herrera, una vez hidratados y comidos unos frutos secos junto a la iglesia, nos encaminamos, por una pista asfaltada, hasta Madrid de las Caderechas, adonde llegamos tras algo mas de 3,30 horas de caminata. En unos bancos dimos cuenta de los bocatas, dando por terminada la jornada.
Buen día para caminar, nublado con algunas apariciones del sol y de viento fresco que se agradecía, espectaculares vistas de los cerezos en flor, que serán sustituidos por los manzanos en breve.
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