Ayer nos dirigimos al sur de Cantabria para admirar los últimos colores del otoño antes de la caída de la hoja.
Iniciamos la marcha con sol y nubes y temperatura fresca, normal para la época . Nos adentramos en un monte de hayas por una senda antaño utilizada para sacar madera del monte, que al cabo de una hora de marcha desapareció continuando campo a través, con muchas dificultades debido a la cantidad de hoja, que no permitía ver donde pisabas y dificultaba la marcha. Ante las dificultades para continuar sin una senda clara, decidimos descender hacia el río para buscar algún camino mas asequible , lo que hicimos ,no sin dificultad, debido a la fuerte pendiente, a las hojas y a la intensa humedad del terreno, que lo hacía muy resbaladizo.
Estuvimos pateando el monte de hayas, con algunos robles y acebos y al cabo de unas dos horas decidimos volver, ya que el cielo se cubrió y no encontramos salida ni paso al otro lado del río.
La vuelta fue igual de difícil que la ida, por no poder atravesar el río Híjar. Tras otro esfuerzo, de subida en este caso,retomamos la senda inicial que nos devolvió a Riaño .
Como teníamos la humedad metida por todo el cuerpo y estábamos aparcados al lado de un restaurante, en lugar de los bocatas que llevábamos,comimos en el restaurante un menú del día de calidad y copioso,como es habitual por estas tierras,por un precio módico.
A media tarde iniciamos el regreso a casa
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