La inestabilidad atmosférica en estos inicios de verano no nos permitió ,como era nuestro deseo, dirigirnos al norte, así que nos fuimos al suroeste, al precioso pueblo de Candelario . A unos 4 km. del mismo, desde el aula de la naturaleza de las Dehesas, comenzamos a caminar por una pista en muy buen estado, al principio entre castaños, para después pasar a un frondoso robledal y cuando abandonamos la pista para, coger un sendero de montaña, nos adentramos en un pinar de repoblación.
Salimos del pinar y, siempre guiados por los montoncitos de piedra dejados por los montañeros, continuamos ascendiendo hasta llegar a un cruce de senderos, donde decidimos coger el que salía hacia la derecha, que en un pequeño descenso nos acercó al Río Cuerpo de Hombre con una preciosa cascada, divisandose al fondo los Hermanitos de Hoyamoros.
Llegamos hasta el mismo cauce y continuamos ascendiendo siguiendo el curso del río , hasta que llegamos a una pradera en la que río hace unos preciosos meandros, pasamos esta pradera , alcanzamos a otra de características muy parecidos , pero cerrada por unos grandes bloques de piedra, conocidos como el laberinto.
Subiendo con los Hermanitos al fondo |
Cascada Río Cuerpo de Hombre |
Pradera con el río |
Roca con señal montañera |
Inicio del río entre los Hermanitos |
Escobas en el descenso |
Aquí tuvimos que hacer gala de agilidad y visión para seguir el camino entre enormes rocas hasta toparnos con una poza, que tuvimos que sortear agarrados de un cable colocado por montañeros, en el Torreón, que esta cerca, colocado por los de Béjar, suponemos que este también. Avanzamos un poco y en un circo, con pradera y mucha piedra, divisamos el torrente por donde caia el río. Repusimos fuerzas, con unos frutos secos y agua. Como era algo tarde y llegaba la niebla, decidimos no subir hasta el final del río e iniciamos el camino de regreso por el monte, siguiendo las marcas, pero que por momentos se perdían, así que descendimos un buen trecho campo a través, con bastante lentitud, ya que tuvimos que pasar por un campo de escobas muy altas que dificultaban la marcha.
De nuevo entroncamos con un camino que nos condujo hasta el sendero que traíamos a la subida, donde nos encontramos con un paisano que subía con su perro y tras departir un rato , continuamos descendiendo y nos detuvimos junto a unas grandes rocas conocidas por el Cascanueces, donde comimos el bocata.
Reiniciamos el descenso siguiendo el mismo camino y pasadas las 16,30 horas y 6,35 de marcha, llegamos al coche dando por finalizada la ruta semanal.
Día muy bueno para andar, temperatura suave, algo fría incluso el lo alto.Ruta espectacular, con unas preciosas vista, tanto del río como del circo glaciar que forman los montes.