Datos ruta : Altura: 1.215; Desnivel: 772; Distancia: 13,73 Km.;Tiempo: 3,22 h.
El viento sur nos llevó a Cantabria, en concreto al valle de Iguña, al bonito y bien cuidado pueblo de Pujayo, perteneciente al Municipio de Bárcena de Pie de Concha.Allí nos encontramos con un antiguo compañero de trabajo.
Tal como habían pronosticado iniciamos nuestra andadura con viento y algunas nubes, pero con muy buena temperatura. La ruta transcurre todo el tiempo por una pista, unas veces entre árboles, cajigas o robles como aquí los denominan, castaños, avellanos, algunos abedules, espinos y y otras despejada.En la ladera de enfrente había un precioso bosque de hayas, que ya empiezan a amarillear un poco.
Cuando ganamos una cierta altura pudimos observar gran parte del valle de Iguña y las montañas que le circundan, destacando el Pico Jano.
En algo mas de una hora llegamos a un collado, que nos permitió ver nuestro objetivo final y donde muchos caballos pastaban en una preciosa pradera verde. continuamos ascendiendo, hasta que abandonamos la pista que traíamos y cogimos una nueva, mullida por el verde que la tapizaba y fácil de andar , por la llegamos al pico Obios, situado en una pradera alomada, donde pastaban numerosas vacas, alrededor del vértice geodésico y las caseta de vigilancia de incendios.
Bosque de Hayas |
Santander al fondo |
Pico Jano |
Obios |
Obios |
Valle de Iguña |
Reata de Yeguas |
Desde aquí , dado que el viento sur había despejado todas las nubes, pudimos divisar en la lejanía, las ciudades de Torrelavega y Santander con su bahía, algunas partes del pantano del Ebro, mas pueblos del valle de Iguña y la ermita del Moral. Arriba el sur soplaba fuerte y algo frío, por lo que tras un breve descanso, iniciamos el descenso. Cuando abandonábamos el collado,llegamos hasta un cercado, donde varios jóvenes habían reunido una reata de yeguas, a las que, aparentemente, estaban cambiando los campanos o zumbas,como por estos pagos llaman a los que llevan los caballos.
A las 14 horas llegamos a nuestro destino, nos dirigimos a Bárcena, donde, junto al río Torina, dimos cuenta del bocata e iniciamos el regreso a casa.
En resumen, muy buen día para andar, bellos paisajes de Cantabria infinita y ruta no exigente , para compensar la de la semana pasada.